Al recibir al nuevo embajador de Camerún ante la Santa Sede
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 16 junio 2008 (ZENIT.org).- En plena crisis económica, con repercusiones dramáticas para muchas familias a las que les falta lo necesario para comer, Benedicto XVI ha pedido promover microproyectos en los países en vías de desarrollo que responsabilicen a hombres y mujeres con el bien común.
Fue la consigna que dejó particularmente a Camerún, este lunes, en el discurso que entregó al nuevo embajador del país africano ante la Santa Sede, Antoine Zanga, quien desde 2004 era ministro de Correos y Telecomunicaciones.
Microproyectos y responsabilidad
"Su país, al igual que otros muchos, particularmente en el continente africano, sufre a causa de la coyuntura económica actual, que afecta a numerosas familias que no tienen lo mínimo para responder a sus necesidades mas fundamentales", constató el Papa en su discurso preparado en francés.
Por este motivo, el Papa presentó elementos que pueden alterar esta tendencia, comenzando por la responsabilidad de cada país afectado: "Toda nación debe buscar la estabilidad económica y social, organizando sin cesar sus propios recursos, respetando las propias instituciones".
En este contexto, aseguró, "es necesario favorecer microproyectos que comprometan localmente a hombres y mujeres, así como luchar eficazmente contra los tráficos ilícitos y contra los fenómenos de corrupción".
La clave, en este sentido, dijo, está en "tener una conciencia cada vez más aguda del bien común".
Ayuda internacional
Por otro lado, deseó que "la comunidad internacional, a través de ayudas apropiadas y bien orientadas, así como a través de una política económica a escala mundial, pueda contribuir a romper el círculo vicioso del subdesarrollo y de la pobreza extrema".
Según el obispo de Roma, "es necesario también tener en cuenta los diferentes fenómenos que tienen una incidencia nefasta en las poblaciones, como los cataclismos, el recalentamiento climático, las pandemias, las guerras y el terrorismo".
En este contexto, alentó a las instituciones internacionales y a las autoridades locales a trabajar para lograr "acuerdos que tengan por objetivo un alivio o condonación de la deuda, y una repartición más justa de las riquezas".
De esta manera, afirmó, se puede dar a los países necesitados "un nuevo empuje económico y social para el bien de todos sus habitantes y para dar a la juventud una nueva esperanza en un porvenir mejor".
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 16 junio 2008 (ZENIT.org).- En plena crisis económica, con repercusiones dramáticas para muchas familias a las que les falta lo necesario para comer, Benedicto XVI ha pedido promover microproyectos en los países en vías de desarrollo que responsabilicen a hombres y mujeres con el bien común.
Fue la consigna que dejó particularmente a Camerún, este lunes, en el discurso que entregó al nuevo embajador del país africano ante la Santa Sede, Antoine Zanga, quien desde 2004 era ministro de Correos y Telecomunicaciones.
Microproyectos y responsabilidad
"Su país, al igual que otros muchos, particularmente en el continente africano, sufre a causa de la coyuntura económica actual, que afecta a numerosas familias que no tienen lo mínimo para responder a sus necesidades mas fundamentales", constató el Papa en su discurso preparado en francés.
Por este motivo, el Papa presentó elementos que pueden alterar esta tendencia, comenzando por la responsabilidad de cada país afectado: "Toda nación debe buscar la estabilidad económica y social, organizando sin cesar sus propios recursos, respetando las propias instituciones".
En este contexto, aseguró, "es necesario favorecer microproyectos que comprometan localmente a hombres y mujeres, así como luchar eficazmente contra los tráficos ilícitos y contra los fenómenos de corrupción".
La clave, en este sentido, dijo, está en "tener una conciencia cada vez más aguda del bien común".
Ayuda internacional
Por otro lado, deseó que "la comunidad internacional, a través de ayudas apropiadas y bien orientadas, así como a través de una política económica a escala mundial, pueda contribuir a romper el círculo vicioso del subdesarrollo y de la pobreza extrema".
Según el obispo de Roma, "es necesario también tener en cuenta los diferentes fenómenos que tienen una incidencia nefasta en las poblaciones, como los cataclismos, el recalentamiento climático, las pandemias, las guerras y el terrorismo".
En este contexto, alentó a las instituciones internacionales y a las autoridades locales a trabajar para lograr "acuerdos que tengan por objetivo un alivio o condonación de la deuda, y una repartición más justa de las riquezas".
De esta manera, afirmó, se puede dar a los países necesitados "un nuevo empuje económico y social para el bien de todos sus habitantes y para dar a la juventud una nueva esperanza en un porvenir mejor".